Hace mucho que estoy escribiendo el mismo post... de verdad mucho. Creo que diario he leído, releído, borrado y reescrito, y nada... simplemente no sale NADA. No dice nada realmente, simplemente son letras (mal escritas), que intentan (y no lo logran) darle cierto aspecto literario a una idea que tortura mi cabeza. Sin duda las ínfulas de tener un blog (en palabras de Fer) te obligan a verte listo tal vez, pero pues si uno no es listo no le queda más que decir las cosas como llegan... y pues esto fue lo que salió, espero poder expresar algo…
Bajo un puente en Circuito Interior, el Metro en la estación Barranca, puerta principal de la CNDH, en la esquina de cualquier casa, pero sin duda el escenario más descarado, que resulta ser un controversial puntapié laxante: a fuera de la Iglesia de Santa Mónica -donde el cromado del elevador (pagado por el decimonónico diezmo), los abrigos de Mink, los peinados de salón al puritito estilo de Christina, esas fosas nasales abiertas y las cejas levantadas, como en una escena de Flaubert, te revuelve el estómago-... Imagínese el lugar que mejor le acomode seño... ahora inserte 5 niños, no mayores de 8 años: drogados al grado de estar inconscientes de sí mismos, con señales claras de desnutrición, marcas de violencia brutales, pidiendo, sin poder ni siquiera articular palabra, una moneda (sea lo que ello signifique), ¿para qué?, también imagíneselo, sin llegar a absurdos dantescos... mmm aunque pensándolo bien, cualquiera de la situaciónes resultan eso... inimaginables...
Ya construido nuestro paraíso, pensemos... ¿Qué son esos niños?, ¿Los consideramos seres humanos?, ¿los pensamos iguales que "nosotros"?... ¿qué pasa cuando por cualquier razón alguien los viola, golpea o mata?, ¿quién reclama?, ¿quién investiga?... o peor aún ¿a alguien le importa?
Calificar la vida... darle criterios de humanidad a la muerte... y reconocer en cada persona un individuo autorrealizable... pero ¿bajo qué parámetros?... ¿podemos hablar en algún momento de la utilidad social de la vida... o de la vida activa como referente para identificar al ser humano?... una cuestión física... o tal vez fenomenológica nos sacaría del problema?... no lo creo, porque entonces hablaríamos de esencias y de materialización... sin pasar por ese espacio de urgente reflexión entre una condición y la otra... ¿cómo identificar a la vida humana, separarla y darle el mismo valor? Si existe alguna respuesta a esta ¿cómo dejar de calificar la vida en términos del capital? ¿cómo dar a todos las mismas condiciones para vivir igual? ¿por qué esos niños han vivido cosas que han borrado de sus ojos cualquier esperanza, haciendo de su mirada la mayor muestra de indiferencia y resignación a ser tratado como no humano?
Nuevo Laredo Tamaulipas (carretera a Matamoros): Retén: Militares: Disparos y granadas de fragmentación: Mueren, 9 y 5 años de edad... DAÑOS COLATERALES
Antes.. el Secretario de la Defensa Nacional identificó a quienes han sido asesinados, ya sea por el crimen organizado o por el Estado militarizado, en la Guerra (o lucha en la versión eufémica) contra el narcotráfico, como víctimas colaterales; es decir, sinónimos del resultado positivo y del triunfo inminente del Estado mexicano. Mientras tanto, en Bucarelli, el segundo a bordo del Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, daba sus mejores razones para no bajar la guardia, endurecer las medidas preventivas de seguridad, y no rendirse frente a las fuerza del lado obscuro... el virtuoso Gómez Mont, exhibía cada vez más sus posturas sobre las políticas de violencia, y sobre el por qué, el resultado se mostraba velado.- no sólo por que las políticas del Estado eran de asesinato y no de detención, de eliminación y no de readaptación, sino que también se encontraban escondidos detrás de la oleada de balas, del polvo causado por las explosiones y es que al igual que los militares, los resultados positivos están camuflageados con uniformes de homicidios. Ya no son individuos, son estadísticas, que lamentablemente, pero útil según el Estado, han ido incrementándose... Disponibles son sus vidas por cuestión de suerte, por ir pasando en el peor momento, o por haber nacido en la calle... dejando de identificar a cada persona con el mismo peso como seres humanos, negandole valía a la vida de uno al igual que a la vida de todos... disponiendo de la vida a ultranza... creando una nueva categoría de personas -que ni tan nueva, según Agamben-
Estos nuevos "números" y estos niños, integran esa categoría: son los matables, los disponibles como medios, paralelos a la utilidad pública, colaterales a los fines del Estado... en pocas palabras, males necesarios que el Estado está decidido a asumir como riesgo... Su vida está disponible... y siguiendo la línea del Agamben, esta disponibilidad no se da en términos de sacralidad... No son sacrificios que dota a la vida con el adjetivo de sagrado... sino que simplemente es anulada, por una decisión, intencionada o no, que siempre intenta ser justificable a partir de la necesidad.